¿Quien no ha tenido alguna vez en su vida una noche en vela…? yo desde luego que si y es que a esta cabeza mía le cuesta mucho trabajo desconectar ¿no te pasa lo mismo?.

Generalmente andamos enzarzados en aquello que nos pasó, lo que nos hicieron, lo que hicimos a otro o lo que no nos dio tiempo a hacer y eso nos genera sensación de angustia, despierta nuestra cólera, anima a nuestra culpabilidad y termina consiguiendo que nos sintamos francamente mal. Otras veces nos perturba la incertidumbre, toda la atención se centra en el futuro, en aquello que pasará… ¡como si fuéramos adivinos!. Nos montamos nuestra propia película de terror y nos creemos todas esas mentiras que nuestra mente se inventa, hay que ver la imaginación que tenemos.

Generalmente cuando llega eso que tanto tememos solemos pensar: “pues no era para tanto”, pero durante ese tiempo, nuestro miedo nos ha amargado la vida y no nos ha dejado disfrutar de lo que realmente pasa, no nos deja disfrutar del momento, vivir conscientes del ahora, tal y como es, un Presente, un Regalo…

Os preguntareis ¿pero como se hace eso?. Nuestra mente es como nuestro cuerpo, lo podemos entrenar, lo podemos ejercitar en estar en lo que estamos, es decir, si voy paseando disfrutar de lo que siente mi cuerpo, del paisaje, de la luz, de los olores, de la brisa. Si estoy fregando los platos, disfrutar del instante, de la sensación del agua caliente, del olor del jabón. Si estoy leyendo me centro totalmente en la lectura, poniendo mis cinco sentidos, dejando para luego lo que tenga que hacer y si tengo el placer de estar compartiendo mi tiempo con otro ser humano, le dedico toda mi atención, disfrutando de la conversación, atento de todo lo que está compartiendo conmigo.

Hoy te animo a disfrutar de tu día, ten en cuenta, ¡no se repetirá!. Deja atrás todo aquello que pasó, ya no tiene sentido ocuparse en ello; comienza a entrenarte en no pre-ocuparte de lo que pueda pasar, ocupándote de este instante efímero, poniendo plena atención en cada cosa que hagas a lo largo del día, disfrutándolo.

Todos somos capaces de vivir en el presente, es cuestión de que nos lo propongamos y de que modifiquemos un poco nuestra forma habitual de pensar. De este modo disfrutaremos mucho más de la vida, que al fin y al cabo es lo que hemos venido a hacer aquí…