Una vez más me siento frente al ordenador para comunicarme con vosotrXs, los que estáis leyendo estas líneas, esta vez lo hago para reflexionar sobre la confianza.

Parece que vivimos en un mundo hostil. La televisión, la radio y los periódicos se afanan por hacernos ver todos los sucesos terribles que ocurren en el mundo. Nos ofrecen violencia y desastres naturales para cenar. Parece que no estamos a salvo en ningún lado, que siempre hay alguien, a la vuelta de la esquina esperando para hacernos daño. Vivimos sumidxs en el miedo y tan siquiera somos conscientes de ello. Pero, ¿te has planteado alguna vez que por cada suceso oscuro que ocurre en el mundo, simultáneamente están pasando millares de buenos acontecimientos?. Aunque eso no les importa a los que nos muestran las noticias de forma sensacionalista para vender mas.

Es difícil estar informado sin entrar en el miedo, porque en todo lo que nos rodea se habla con la misma frecuencia de ira, odio y violencia, incluso el vocabulario que se utiliza en la narración de un documental nos inspira temor: “el tiburón asesino se acerca a la orilla para atacar al desprevenido bañista…” Todo se enfoca desde este mismo prisma, lo que nos dificulta enormemente vivir la vida sin sentir estrés.

Cuando éramos pequeños, de alguna forma, la vida era “mas fácil”, sabíamos confiar y eso nos ayudaba a seguir adelante. Pero con los años, los fracasos y el resto de las circunstancias que se han ido desarrollando a nuestro alrededor, hemos aprendido a desconfiar. Nos han contado que tenemos que protegernos porque el mal está al acecho, que el hombre es un lobo para el hombre. Y así hemos dejado de creer, empezando por nosotrxs mismxs, porque no confiamos en nuestras capacidades físicas, mentales o emocionales y nuestra autoestima se ve afectada. No nos damos cuenta de la maravillosa obra de ingeniería que es nuestro cuerpo o nuestra mente. No somos conscientes de la vida que anida en nuestro interior. Nos hemos acostumbrado a respirar y no percibimos el despliegue de fenómenos que se están produciendo dentro de nosotrxs: nuestra sangre circula, el proceso digestivo se realiza de forma autónoma y nuestros sentidos y el sistema nervioso nos informan continuamente de lo que está sucediendo y todo ello sin que tengamos que ocuparnos de nada.

Y nos solo no confiamos en nosotrxs mismxs, hazte consciente que esa forma de ver la vida, este estar a la defensiva por lo que pueda pasar, hace que tampoco confiemos en los demás. Somos muy críticos con los que nos rodean y no nos damos cuenta que sus defectos son un espejo para los nuestros, solo que los vemos agrandados. Los demás no han venido a hacernos daño. Hay gente de todo, pero lo normal es que los demás estén tan perdidos y desorientados en la vida como nosotros. A cada uno le aprieta su propio zapato y no podemos ponernos en la piel del otro para valorar objetivamente sus circunstancias, por lo que nos cuesta un trabajo enorme empatizar con sus situaciones de vida.

Y por último hemos dejado de creer en el Universo, en Dios en…. ¡como lo quieras llamar!, en esa fuerza inconmensurable que nos mueve y nos entretiene. Y cuando cortamos esa comunicación con el cielo, nos sentimos desprotegidos. Pensar que estamos aquí solos, en este mundo tan complicado en el que no paran de pasar cosas malas es tremendamente estresante, y así lo vivimos.

Pero aquí llegan las buenas noticias, querido lector: cuando aprendemos a valorarnos a nosotros mismos, a hacernos conscientes de todas las capacidades que tenemos y de todas las que podemos desarrollar, la cosa comienza a cambiar. Confiar en nosotros mismos nos da la llave que abre un mundo de posibilidades. Empezamos a disfrutar más de lo que estamos haciendo y ayudamos a que nuestra creatividad se expanda y nos sentimos más vivos. Aunque confiar en unx mismx sea un trabajo que nos puede llevar toda la vida, cuando apartamos el miedo de cada nueva situación y nos hacemos conscientes que somos capaces de hacer lo que nos propongamos, la historia de nuestra vida cambia.

Confiar en los demás, abrir poco a poco el corazón para relacionarnos de forma más saludable y comenzar a tratar a los demás como nos gusta que nos traten a nosotrxs mismxs, también nos ayudará a sentirnos mejor. Nuestras relaciones mejorarán y sin darnos cuenta estaremos plantando las semillas para que este mundo vaya un poco mejor. Abrirnos y confiar porque los otros seres humanos lo único que necesitan es amor, cariño, amabilidad, dulzura, consideración, compasión, comprensión… ¡que les escuchen!. Porque hablar con los demás implica también escuchar con empatía, interesarse por lo que dice el otro, por su opinión, por su forma de ver la vida, por su sentir. Establecer la confianza en el otro, sin crear expectativas, dando (y no hablo de cosas materiales), sin esperar nada a cambio.

Y confiar en el Universo, abrir nuestros sentidos para lo que acontece a diario, a la magia de la vida que se despliega a cada momento mandando sus mensajes a través de un libro, una canción, una conversación. Sentir que nos guían, que nos hablan a través de la naturaleza, que el Universo no se cansa de crear, que no para de innovar en cada momento para no hacer un ser humano igual, una ola del mar igual, una flor igual. Abrir tu mente y comenzar a mirar a tu alrededor como un niñx que siempre está descubriendo el mundo, asombrándose con lo grande y con lo pequeño, con una puesta de sol, con el vuelo de un pájaro o con una piedra del camino. Todo ello está ahí para que lo disfrutemos, para que nos recreemos con su belleza, con su sencillez. Y aunque a veces nos resulte difícil imaginar que existe una fuerza que lo mueve todo, incluidos a nosotros mismos, si nos paramos, quietos, podremos sentirla.

Aprender a confiar en nosotros, en los demás y en el Universo, conseguirá que vivamos más tranquilos y eso mejorará nuestra salud. Como siempre, hacernos responsables de nuestra vida y darnos cuenta que somos los únicos que podemos cambiar nuestra forma de pensar, nos hace salir de la costumbre de echar la culpa a los demás y ese es un paso trascendente en nuestro propio crecimiento.

Si te apetece fortalecer tu confianza y no sabes como empezar, te recomiendo practicar el Chikung del Ideograma Confiar, Tuo. Podrás encontrar como hacerlo en el apartado de Chikung y Taichi de este Blog.

No esperes más queridx lector, ¡nunca es tarde para aprender a confiar!