Sabes que… Cada vez que comes ingieres un instante de amor?

¿Sabes… que cada vez que muerdes, recoges una forma espiritual del Universo? 

¿Sabes que cada vez que comes el ánima de ese alimento penetra para diversificar tu propia existencia?

¿Sabes… que todo lo que existe que pueda servirte de alimento, ha sido producido por un acto de amor?

¿Sabes que cada vez que comes… tu ser se funde con la Divinidad?

¿Sabes que con ello te están cultivando, para que alcances la verdadera dimensión del ser? “

José Luis Padilla 

Lo que nos permite estar aquí es la alimentación. El estómago es el gran alquimista de nuestra estructura, el “mago” de nuestro organismo, receptáculo de los líquidos y los alimentos, mar del agua y el grano y su principal función es digerir y transformar el alimento. El estómago hace que el alimento descienda hacia lo terrestre y nutra la estructura.

El organismo utiliza una parte del fuego interno para trasmutar los alimentos en energía, obteniendo agua y Qi. Si no nos alimentamos adecuadamente el organismo consume las energías ancestrales. Todo el movimiento del Yin depende del Qi: si la transformación del alimento no es adecuada el Qi se merma, disminuyendo así mismo la relación con el entorno. La salud se fragua en el estómago.

Un principio fundamental de la Medicina Tradicional China es proteger el Qi de Estómago, cuando este es adecuado, el Qi de los alimentos y de las materias medicinales seleccionadas será digerido y transportado a sus lugares de acción.

En la alta antigüedad, la dietética en la Medicina China adaptaba la alimentación a cada época del año como método profiláctico. El Huang Di Nei Jing (Tratado de Medicina Interna del Emperador Amarillo) da importancia a la dietética para fortalecer la constitución física y como método eficaz e indispensable en el tratamiento de las enfermedades.

  • Un régimen alimentario inadecuado da lugar a la enfermedad.
  • Una nutrición muy grasa o comer y beber en exceso puede provocar diversas enfermedades.
  • Las materias medicinales deben ser empleadas con prudencia y dejar de administrarlas cuando la enfermedad ha desaparecido y ayudarnos de la dietética para recuperar la resistencia del organismo.

Para la Medicina Tradicional China, más que comer verdura, huevos, pescado o carne, lo más importante es el sabor, que es lo que nutre a la energía del Metal y por ello a la energía espiritual, permitiendo la armonía de la estructura y de los diferentes órganos de nuestro cuerpo. El sabor nutre al órgano y determina su función. Hay seis sabores diferentes y cada uno guarda relación con un órgano de nuestra estructura energética:

  • El sabor salado le corresponde al Riñón.
  • El sabor ácido-agrio al Hígado-Vesícula Biliar.
  • El sabor amargo al Corazón.
  • El sabor dulce al Bazo-Páncreas.
  • El sabor Picante al Pulmón.

El verdadero valor de un alimento va más allá de su aporte calórico, proteínas, azucares, grasas, vitaminas… El sabor del alimento es el verdadero elemento nutritivo a nivel energético, aporta el elemento cualitativo capaz de nutrir la estructura pero su utilización en exceso también puede dañar el cuerpo. El sabor se convierte en un elemento responsable de la vida del hombre: además de nutrir la estructura del ser, participa en la elaboración de sus sentimientos. Los sentimientos no solo dependen de lo que uno come y respira, sino de la forma en que se come y se respire. El sabor y el color alimentan la entidad visceral que es la responsable de un sentimiento concreto:

SABOR COLOR GENERA EXCESO GENERA
Salado Negro Responsabilidad Miedo y exceso responsabilidad
Ácido Verde Decisión Cólera y agresividad
Amargo Rojo Alegría Alegría excesiva
Dulce Amarillo Reflexión Obsesión
Picante Blanco Recuerdo Melancolía

En condiciones de salud el sabor nutre al órgano pero cuando está enfermo y débil, su propio sabor, incluso en pequeñas dosis le daña, mientras que el color le sigue tonificando.

 

Para conseguir una alimentación saludable es importante el orden en el que tomamos los sabores, logrando la mayor armonía y equilibrio energético en nuestro organismo. Por ello el primer sabor que debemos tomar es el DULCE, luego un poco de PICANTE, después el SALADO, seguiremos con el AGRIO o ÁCIDO y terminaremos con el AMARGO.

 

Desde la perspectiva de la Medicina Tradicional China se nos hace saber  que una buena alimentación no es asimilada si cualquiera de los órganos implicados directamente en el proceso digestivo, presenta algún desequilibrio (insuficiencia de Yang del Bazo, bloqueo de Qi de Hígado…). Los implicados en dicho proceso son:

El Estómago: Encargado de recibir y digerir los alimentos, es el “Mar de los alimentos”. Otra de sus funciones es controlar su descenso al Intestino Delgado (descender lo impuro).

El Bazo: Da soporte al Estómago (que recibe y pre-digiere los alimentos) y ayuda al Intestino Delgado para que ambas entrañas extraigan la esencia de estos alimentos y expulsen lo inútil. Para que el Bazo realice la transformación necesita calor (Yang de Bazo), de donde surge el término “cocción de los alimentos” (transporte y transformación).

El Riñón: El Yang de Riñón calienta el Bazo para que éste pueda cocer los alimentos.

El Hígado: Controla el drenaje y la evacuación o lo que es lo mismo, asegura un flujo del Qi armonioso en todo el organismo al mantener libres sus vías de paso. Esta función permite que todos los órganos funcionen adecuadamente. El Hígado envía bilis a la Vesícula Biliar, que la almacena y la cede al duodeno para ayudar a la digestión.

La Vesícula Biliar: Su función de reservar y excretar la bilis está relacionada directamente con la función de drenaje y evacuación del Hígado. La bilis se evacua en el Intestino Delgado y sirve para ayudar a la digestión, esta función depende del Hígado, y sirve para el buen funcionamiento del Transporte y Transformación del Bazo-Estómago.

El Intestino Delgado: su misión principal es separar lo puro de lo impuro de todo lo que le viene desde el Estómago, sea sólido o líquido, absorber lo útil y pasar los deshechos a Intestino Grueso y Vejiga.

Sanjiao: Principalmente el Jiao Medio al que le corresponden la digestión, absorción y distribución.

Es importante evitar que el aparato digestivo esté siempre trabajando, porque la hiperactividad que hacemos desarrollar al bazo genera gran desgaste del Centro. El Bazo-Estómago, el Centro que distribuye los sabores es el que se encarga de mantener el estado del ser. Al agotar su función se favorecen los mecanismos de desgaste y agotamiento, fomentando la aparición de depósitos de humedad, flema, glera y lo que eso conlleva (como por ejemplo obesidad). Es preferible que el Estómago trabaje una sola vez, ya que en cada proceso digestivo se genera un importante desgaste energético. Si nuestro organismo está continuamente realizando la función digestiva, terminaremos por agotar el Centro y al hacerlo, todo lo que se ingiere se deposita y no se transforma en energía por lo que termina apareciendo la obesidad.