El ser humano es un compendio de Gracias. Aunque no seamos conscientes, en todo nuestro ser se han derramado una serie de Gracias que nos conforman tal y como somos. Nuestro cuerpo cuenta con los mecanismos necesarios para funcionar adecuadamente, siempre que le demos el trato que se merece, es decir, lo que entendemos por vida saludable, a saber: buena alimentación, ejercicio, descanso adecuado y no dar muchas vueltas a la cabeza. Si nos paramos un momento, nos daremos cuenta, por ejemplo, que cada uno de nuestros sentidos, a los que tan acostumbrados estamos, es una Gracia: poder ver, oír, saborear y oler o tocar, nos ayudan a percibir el mundo que nos rodea de forma adecuada, son las ventanas al mundo y traen a nuestro cerebro toda la información necesaria para poder relacionarnos con lo que nos rodea. Descubrir que nuestro corazón palpita sin nuestra intervención y que se encarga de mover por nuestro organismo los litros de sangre necesarios para que éste ejecute la danza perfecta que nos da la vida… ¿no es maravilloso?.

No sé si estáis de acuerdo conmigo, pero creo que somos seres repletos de gracias, aunque llevamos habitando tanto tiempo en nuestro cuerpo que damos casi todo por sentado y, normalmente no somos capaces de valorarlo. También podemos fijarnos en que nuestro cerebro, ese ordenador poderoso, imposible de clonar por el ser humano, es una potente máquina en la que se almacena toda la información de nuestra historia de vida. Si nos paramos un instante a pensar, podremos ver que todos los procesos que transcurren a cada momento en nuestro ser, son mágicos, porque hay cierta magia discurriendo sin esfuerzo en cada uno de nosotros, son las Gracias con las que contamos.

En otro orden de cosas, podemos hacernos conscientes de las Gracias que nos rodean y nos hacen la vida más placentera. Me refiero a la salud, por ejemplo. Según la Tradición Oriental, un organismo sano es el que no “suena”. Cuando estamos enfermos, siempre nos aqueja un “Ay”. Cuando el dolor aparece, nuestro organismo se está quejando porque hay algo que no funciona bien. En cambio, cuando todo está en orden podemos sentir el silencio. La Salud es una Gracia que debemos conservar y disfrutar y no esperar a que desaparezca para darnos cuenta de lo importante que es.

La amistad o el amor son Gracias que también es preciso cultivar. Son emociones que necesitamos sentir a diario y también son mágicas por que nos ayudan a llevar una vida más plena. La Compasión o Servir a los demás, sin que la situación derive en servilismo, hace que este mundo funcione más armónicamente. Si no ayudamos al que lo necesita, terminaremos encerrados en nosotros mismos, convirtiendo estas gracias en estériles. Esa ayuda que podemos brindar, no necesariamente tiene que ser material, puede ser una palabra, un gesto, un buen pensamiento. No hay nada más reconfortante que recibir ayuda o compasión cuando la necesitamos. Todos en algún momento de nuestra vida podemos estar en esa situación, así que solo se trata de hacer por los demás lo que nos gustaría que los demás hicieran por nosotros y sin darnos cuenta, practicando estas Gracias podemos hacer que el mundo vaya mejor y eso no es poca cosa…

Y de lo más “pequeño”, nuestro ser, a lo más grande, la Naturaleza y todas las Gracias que se complace en mostrarnos. Desde una pequeña flor a un amanecer, desde una montaña nevada a un bosque en otoño, desde un mar embravecido hasta una noche estrellada o de luna llena. En cada momento se están desarrollando a nuestro alrededor multitud de Gracias, pero tenemos que poner atención si queremos disfrutar de ellas, si no queremos que caigan en saco roto… Muchas veces nos invitan a pararnos y nos cargan las pilas con la energía que desprenden. Quedarse absorto mirando una puesta de sol, el cielo o las nubes… nos aporta muchos beneficios y cada día estamos invitados a esta maravillosa obra de arte, única e irrepetible que la Naturaleza se complace en crear. Son las Gracias que están al alcance de nuestra mano, solo hay que pararse a observar.

En definitiva, todas las Gracias se derraman sobre nosotros constantemente y en nuestra forma de vivir está la clave: podemos aprovechar y disfrutar de todo lo que somos y nos rodea, o podemos darlo por hecho, quejarnos de lo que nos falta y echar en falta lo que tuvimos.

Hay un “truco” muy bueno que nos ayuda a hacernos conscientes de todas esas Gracias que nos rodean y es muy sencillo de practicar: ¡Dar las gracias!. Cada vez que sucede algo en nuestra vida por lo que estamos agradecidos, dar las gracias. Cada vez que la Naturaleza regale a nuestros sentidos algo que nos haga vibrar, dar las gracias. Cada vez que nos hagamos conscientes de los afortunados que somos por lo que tenemos o sentimos, dar las gracias. Empezar el día y terminarlo con gratitud, acordándonos de todo lo que tenemos en nuestra vida que agradecer. Esta pequeña rutina hará que sigamos recibiendo Gracias de forma constante, lo que nos ayudará a valorar más positivamente nuestra vida.

Un último apunte: para dar las gracias no hace falta creer en ninguna religión, simplemente Agradecer porque si, porque nos apetece, porque nos hace sentir bien. No lo olvides, la Gratitud es poderosa, ayuda a transformar nuestras vidas.

Dedicado a Antonio, mi Suegro, que cada día da Gracias por todo lo que hay en su vida.