La vida es un regalo y cuanto antes nos demos cuenta, mejor. Aunque en algún momento nos hayan contado que a esta vida se viene a sufrir, hemos de empezar a sentir todo lo contrario: estamos aquí para disfrutar.

Parece que la vida solo se puede gozar cuando somos jóvenes, como si ese fuera el momento idóneo para sacarle todo el partido y ser feliz, pero esa es una de las afirmaciones que nos han hecho creer, al igual que la que confirma que hacernos mayores es sinónimo de enfermedad. Hay muchas cosas que nos han ido inculcando desde niños, “sentencias” que nos hemos creído y que han ido calando en nuestro ser poco a poco, pasando a formar parte de nuestra vida, como verdades irrefutables.

Nuestros ancestros también estuvieron influidos por esas creencias que adoptaron como ciertas y que a su vez enseñaron a su descendencia y esas afirmaciones se han ido afianzando en nuestras vidas, afectando a nuestros pensamientos, sentimientos, a nuestro hacer, moldeando en definitiva, nuestra forma de ser. A veces están tan incrustadas en nuestra forma de pensar que no podemos creer que no sean ciertas, al fin y al cabo han convivido con nosotros durante toda nuestra existencia. Así que ¿que pensarías si te digo que se puede cambiar?, que todos tenemos la capacidad de hacerlo. ¿Crees que serías capaz de borrar esas creencias y cambiarlas por otras mas constructivas?. Yo estoy segura de que si y para ello vamos a conocer una serie de herramientas que nos darán la clave para disfrutar mucho mas de nuestra vida.

Podemos comenzar poniendo en práctica el no presuponer, es decir, no pensar que sabemos lo que piensan, sienten o desean los demás; es mucho más practico preguntar y comunicarnos con la otra persona, de esa forma, no damos por hecho que ya sabemos la respuesta. Escuchar y dar la oportunidad al otro de expresar su sentir y su opinión, nos ayudará a evitar muchos malentendidos que a menudo nos hacen sufrir. Así mismo es interesante que aprendamos a no crear expectativas, ni buenas ni malas, es decir, no imaginar de ante mano que algo va a salir de una manera determinada, porque si lo imaginamos maravilloso y luego no está a la altura de nuestras expectativas, nos va a defraudar. Por el contrario, si tememos lo que va a suceder o pensamos que todo va a salir mal, si finalmente no es así, habremos sufrido en vano de antemano. Un gasto energético que nos podemos ahorrar.

Otra herramienta que nos puede ayudar es apartar la preocupación y confiar. Se que resulta extraño, confiar… ¿confiar en qué? En que todo tiene solución y en que cuanto menos preocupados estemos mas operativa estará nuestra mente para encontrar dicha solución. Como antes decíamos, tenemos la costumbre de preocuparnos por circunstancias que no han ocurrido y que la mayoría de las veces no llegan a ocurrir. Si nos habituamos a apartar la preocupación, aumentará el disfrute de nuestra vida, comprendiendo que estamos en constante cambio y evolución, que nuestro ser está aprendiendo de forma incesante, que cada día nos “re-creamos”. Tener nuestra mente abierta a nuevas formas de pensar, es una buena estrategia para no quedarnos anclados en lo que siempre hemos sido o en la forma en la que siempre hemos pensado….

Otro mecanismo que podemos empezar a desarrollar es la intuición, haciéndonos conscientes de esa parte de nosotros que no potenciamos mucho. Hacer caso a nuestra intuición nos brinda la oportunidad de abrirnos a lo que nos llega, a esa “voz” a la que normalmente no atendemos, a estar atentos a las “casualidades” que pasan en nuestra vida, dejándonos llevar por lo que acontece, aprendiendo en cada momento. Aunque hacemos un gran esfuerzo por controlarlo todo para que sea de la forma en la que nosotros deseamos que sea, es imposible. Abrir nuestra compresión haciendo mas caso a nuestra intuición nos ayudará a comprender instantáneamente lo que sucede, pero de otra forma, dando unas pequeñas vacaciones a la razón.

Todo lo dicho nos va a ayudar a vivir mas relajados, consiguiendo que nuestra vida sea mas placentera, porque al no invertir nuestra energía en pensamientos inexistentes o preocuparnos por acontecimientos inventados, toda esa energía la podremos emplear en disfrutar de lo que realmente está pasando en este instante. Aprender a vivir mas relajado implica alegrarse de lo que somos, de lo que hacemos, de lo que tenemos y nos invita a ser conscientes de que hay mas por lo que agradecer que por lo que quejarnos. ¿Te has dado cuenta?, ¡la queja se ha vuelto un deporte nacional! todos somos medalla de oro a la hora de quejarnos. Si dejamos de fijarnos en lo que nos molesta o no nos gusta en nuestra vida, tendremos mas tiempo para valorar lo que si nos aporta, haciéndonos conscientes de lo afortunados que somos. Aprender a vivir mas relajados también nos invita a hacer nuevas cosas, las que siempre soñamos y nunca nos atrevimos a hacer y nos ayuda a realizar lo que habitualmente hacemos de otro modo, con más alegría, con más consciencia. Hacer lo que nos gusta nos produce placer, genera endorfinas y eso hace que nos sintamos mejor. Así que comencemos a practicar ese deporte, abandonando en el fondo del cajón la medalla de oro en quejas, ganándonos con este cambio la medalla de oro en bienestar.

Todo depende de nosotros, de nuestra percepción y de lo que estemos dispuestos a cambiar. Y nunca es tarde para cambiar, que no te engañen diciéndote que ya eres muy mayor, todos tenemos el poder y la responsabilidad de mejorar, puede ser nuestra “pequeña” contribución para hacer que este mundo sea mejor.

Mejorar nuestra forma de vivir, por experiencia propia te puedo decir, mi querido lector, que merece la pena.

¡Ánimo, Manos a la obra!