Cuando el Chikung, el Tai-chi o la Meditación entran en nuestra vida, ésta comienza a transformarse. Si le dedicamos diariamente unos minutos a alguna de estas disciplinas, nuestro ritmo de vida irá cambiando paulatinamente, porque aportan esa tranquilidad que todos buscamos y generan un montón de beneficios, entre ellos, probablemente el mas importante: aprender a vivir despacio.

En el mundo que habitamos se valora de forma excesiva el aprovechamiento del tiempo, tanto que nos pasamos la vida corriendo, estresados y ni en vacaciones nos damos el “lujo” de parar un instante. Viajamos con la ilusión de conocer lugares nuevos y algo que debería ser un placer, muchas veces se convierte en una carrera contra reloj de la que volvemos más cansados que cuando salimos de casa. No nos enseñan que el secreto no está en hacer, sino en disfrutar tranquilamente de lo que se hace, así que, en ese afán por verlo todo, cosa que es imposible, nos agotamos y nos sentimos frustrados y eso drena nuestra energía.

Desde pequeños nos han inculcado que hay que aprovechar el tiempo, que no se puede desperdiciar, que si no haces nada, si te dedicas a contemplar eres un holgazán, por eso es muy normal que te sientas culpable si alguna vez te permites descansar, leer un libro o ver una película cuando todavía no has terminado las tareas que tienes pendientes. Pero, aquí está la buena noticia: podemos aprender a parar, a respirar y relajarnos sin sentirnos mal, ¡nunca es tarde!

¿Por qué es tan importante aprender a parar? A veces no nos queda más remedio que ponernos a apagar fuegos, pero otras debemos priorizar en nosotr@s mism@s, porque llega un momento en que si tu no lo haces conscientemente la vida lo hará por ti. Cuando el agotamiento nos invade, nuestras defensas se resienten y terminamos en la cama, con gripe, con lumbalgia o un gran dolor de cabeza. Hemos pedido más a nuestro cuerpo de lo que puede darnos. Pero como dice Fito en una de sus canciones, “no siempre lo urgente es lo importante”, frase magistral que nos ayuda a entender que merecemos dedicarnos tiempo de descanso.

Así que si alguna vez te has planteado que ha llegado el momento de darte prioridad por encima de todo, el Chikung y la Meditación se van a convertir en tus aliadas. Aprender a hacer lo que hacemos de forma pausada nos ayudará a conservar nuestra energía, a estar más conscientes, más presentes y a disfrutar de lo que estamos haciendo pausadamente, disfrutando más del momento. Estás técnicas milenarias nos regalan tiempo de silencio que nos invita a «re-crearnos» en nosotr@s mism@s, haciendo que esa energía de quietud, esa energía pacífica impregne nuestro ser. Eso si que dará calidad a nuestra vida.

Y estas técnicas nos solo nos proporcionan tranquilidad mientras estamos practicando si no que esa sensación permanece durante el día, influyendo en cada acto del día y en cada momento de descanso en la noche.

Deja que el Chikung y la Meditación te enseñen a vivir a cámara lenta para aprender a estar presente disfrutando de la vida.