Perdonar es una auténtica necesidad para poder curarnos a nosotros mismos, a nivel mental, emocional y también físico. Perdonar significa liberarnos del dominio que ejerce sobre nuestra mente el hecho o la persona que nos causó daño.

La medicina occidental trata los síntomas de la enfermedad con fármacos que ayudan a mejorar el malestar que sentimos a nivel físico, pero cada vez más médicos están de acuerdo en que el ser humano no solo es un cuerpo y para poder ayudarlo a sanar es necesario tener en cuenta sus pensamientos y sus sentimientos.

Hace años, se creía que el origen de la enfermedad estaba en la genética o en los gérmenes, pero cada vez se tiene más en cuenta el estrés emocional. La curación comienza con la reparación de las heridas emocionales que se generaron cuando éramos niñxos (o en otro momento de nuestro pasado más cercano). Los sucesos de nuestra vida tienen un significado mayor de lo que apreciamos cuando se producen, mirar con retrospectiva y ver que fueron necesarios para ser las personas que somos en este momento, nos dará la fuerza necesaria para hacernos responsables de curar nuestras heridas.

Para que los síntomas físicos desaparezcan, es necesario que asumamos que nuestros pensamientos se manifiestan en nuestro cuerpo, a través de las emociones, por tanto, sanar significa superar el dolor, salir de los pensamientos recurrentes que nos quitan el sueño y la salud y dejar de lamer nuestras heridas para poder trascenderlas.

Y ahora mi querido lector, viene la segunda parte: Perdonar es una necesidad para la curación. La persona necesita perdonar para poder abrirse al poder sanador del Amor. Amarnos a nosotros mismos implica el que nos queremos lo suficiente como para perdonar a las personas que en nuestro pasado nos hirieron, de esa forma, esas heridas no podrán hacernos daño, porque no nos engañemos, esas heridas no hacen daño a quien nos hirió, si no a nosotros mismos.

Llega un momento en que somos capaces de trascender el pedir explicaciones de por qué pasaron ciertos acontecimientos, porque tenemos la madurez suficiente para darnos cuenta de que pasaron porque tenían que pasar, es decir, todo lo que acontece en nuestra vida sucede para nuestro propio crecimiento y evolución, así que no tiene sentido seguir enganchados a los acontecimientos del pasado como si estuviéramos girando en una rueda de hámster. Llegar a esta conclusión nos ayudará a pegar el salto necesario para dejar de sentirnos víctimas, dejar de vivir ese papel y tomar con valentía las riendas de nuestra vida. Sentirnos autocapacitados es identificarnos con un rol mucho más positivo que nos ayudará a salir del agujero.

Y diréis… mucho hablar de sanar y perdonar, pero ¿como lo hacemos?.

Hoy quiero compartir con vosotros una enseñanza mágica que llegó a mí hace unos años y que desde entonces no he dejado de practicar. Posiblemente hayas oído hablar de ello (o no), se llama Ho’oponopono. Se trata de una técnica ancestral que se utilizaba en Hawaii para solucionar los problemas en la comunidad y actualmente se utiliza para solucionar los problemas personales. Nos ayuda a liberarnos del miedo y la preocupación, esas sensaciones autodestructivas que nos generan enfermedad y que frustran nuestra propia evolución. Esta técnica termina incorporándose en nuestra vida a base de práctica de tal modo que se convierte en una autentica filosofía de vida. Aprender a perdonar con Ho’ponopono es poner al Amor en acción. Nos perdonamos a nosotros mismos (ya sabéis que no podemos dar a los demás lo que no nos damos a nosotros mismos), para poder perdonar a los demás por habernos herido en el pasado. Con esta técnica aprenderemos a amarnos incondicionalmente, ayudando a sanar nuestras heridas y eliminado a nivel celular la información que hace que la vida sea difícil. Es una forma de hacernos responsables (nunca culpables) de la parte de nosotros que ha ayudado a generar el problema.

Podrás encontrar mucha información en la red y también infinidad de libros que pueden enseñarte como practicarlo, yo te recomiendo “Ho’oponopono, lo siento, perdóname, te amo” de la Dra. M.ª Carmen Martínez Tomás. Es un libro muy claro y ameno que te mostrará las diferentes formas en las que puedes utilizarlo.

Y ahora voy a explicarte como hacerlo. Te propongo los siguientes pasos:

1º Hazte consciente de la persona, situación, problema o enfermedad que te está generando malestar.

2º Haz la petición de ayuda. No hace falta que profeses ninguna religión. Te propongo una forma de hacerlo:

Divina presencia, no sé cuando he generado este problema, pero me hago responsable AHORA. Pido perdón y me perdono desde la raíz y para siempre por la parte de mi que lo ha creado.

Otra propuesta podría ser:

Por favor, ayudame a limpiar las memorias celulares, la información errónea que hay en mi, que está generando este problema (situación, enfermedad…).

Si ninguna de estas formas de solicitar ayuda te cuadran con tu forma de pensar, puedes hacerlo a tu modo, con tus propias palabras.

3º Las cuatro palabras:

Te Amo, lo siento, perdóname, gracias.

Puedes repetir las cuatro palabras o repetir una de ellas. Son palabras muy poderosas con una alta vibración energética. Si las nombras conscientemente, sentirás como comienzas a sentirte mejor.

4º Una vez has terminado, da las gracias por toda la ayuda recibida. Aparta la situación de tu cabeza y confía en que ya se está solucionando.

Si nunca habías oído hablar de Ho’oponopono, probablemente pensarás que he perdido la cabeza, lo sé, es normal, suena un “pelín” esotérico… Pero para salir de dudas solo tienes que practicarlo y hacerte consciente de como te sientes cuando terminas. Poco a poco irás viendo como las situaciones que te preocupaban van cambiando, se van solucionando. La paz llega en el momento en que te haces responsable de lo que estás sintiendo, por que ya no estás culpando al otro de lo que ha pasado, ya no sientes que eres la víctima. Increíblemente, las consecuencias de un acto de perdón rayan en lo milagroso, pero no me creas, practica con Hoóponopono y compruébalo por ti mismx. La confianza en ti y en el proceso de la vida aumenta ya que has puesto tu granito de arena para que el problema se solucione y eso te va a ayudar a sentirte bien, en todos los sentidos.

Recuerda… Perdonar es un acto sanador.

Comencemos a hacernos responsables de nuestra propia sanación.